El trío británico Muse publicó su, largamente, esperado octavo trabajo de estudio y no es un álbum más. En “Simulation Theory”, la banda echa mano a elementos electrónicos y sintetizadores retro, relegando los riffs, y adopta una estética pop ochentera. Muse se reinventa luego de un par de discos en los que reiteraba la exitosa fórmula de “The Resistance” (2009), el álbum que los despegó hacia la masividad. Por momentos, se acercan más al sonido de NIN o Depeche Mode, en otros al synth pop y esto le hace muy bien a Bellamy y los suyos, sonando más frescos y recuperando terreno en la vanguardia musical a casi veinte años del lanzamiento su primer disco.