En su duodécimo álbum de estudio, el primero en cinco años, Babasonicos se reformula, haciendo que dicho lanzamiento se vuelva un importante mojón en su discografía. Sucede que en “Discutible”, la banda, se corre de la zona de confort en la que había entrado en sus últimos trabajos y deja de lado cierta reiteración de esquemas adoptados a partir de su trilogía “Jessico”-“Infame”-“Anoche”, a la vez que renueva su sonido. Cuando hace poco más de dos meses publicaron “La pregunta”, el primer single, dejaron claro que la cosa iba a tomar un nuevo rumbo. Una canción de cinco minutos, que, además explota recién hacia el final, no aparentaría ser la mejor elección como ansiolítico para los miles de seguidores conquistados en los últimos quince años. Seguramente, no tenga lo necesario para ser un hit inmediato (en estos tiempos donde el futuro es ayer) como lo fueron “Deshoras”, “Pijamas” o, incluso, “La lanza”, pero, sí, fue una alentadora muestra de lo que sería el disco.
Si bien, en “Discutible” encontramos las dosis necesarias para calmar a los fans de las mil y una bandas que conviven en Babasonicos, la obra logra la unidad que, últimamente, venía siendo esquiva. En otras palabras, las canciones fluyen naturalmente entre sí, además de (en algunos casos) mutar dentro de sí mismas. De la aparente oscuridad de, la ya mencionada, “La pregunta”, como sin darnos cuenta, “Ingrediente” nos lleva a repetir unos pegajosos coros y, dos temas más tarde, “Partícula” y “Adiós en Pompeya” linkean con sus primeras épocas. Por su parte, “Teóricos” cumple con el ítem bolichero, pero sin caer en la obviedad y con un estribillo donde Dárgelos canta (con la misma impronta que en “Camarín” le pegaba a los críticos) “esta ciudad está llena hasta el techo de teóricos de rock, no necesito escucha nada de eso”. A ésta, le siguen las rockeras “Cretino” (con pasta de clásico) y “Orfeo”, para bajar las revoluciones en “Un pálpito” que cierra el álbum.
Por el lado de las letras, el vocalista, tembién toma distancia del personaje seductor-arrogante que venía encarnando. Si antes disparaba versos del tipo “estoy mirando a tu novia y qué” o “vení, anótate a la escuela de mis besos, es sólo eso lo que tenés que probar”, aquí se interpela a sí mismo. “No soy todo eso que esperás de mí, tal vez sea algo peor o algo mejor” canta en “Bestia pequeña” y en “Cretino” hace lo propio con “tengo problemas y los resuelvo mal, no soy un premio para nadie” por citar dos ejemplos.
Probablemente, “Discutible”, sea otro éxito en la carrera de una banda que, con más de veinticinco años de trayectoria, ya está impuesta a nivel latinoamericano. Pero, lo mejor que trajo la nueva producción, es que los argentinos retomaron el camino del riesgo. Y eso, es indiscutible.