El líder de la banda argentina Catupecu Machu dio un show en solitario, el pasado sábado 18 en La Trastienda Samsung. Se trató de una actuación en formato acústico, donde repasó varios temas de su banda, además de revisitar algunos clásicos del rock argentino en un ambiente totalmente distendido, acompañado solamente de su guitarra acústica.
Foto: Metrónomo
Al salir al escenario de La Trastienda, y antes de comenzar a tocar, Ruiz Díaz, se dirigió a los presentes, solicitándoles que se despojaran de sus celulares y no sacaran fotos durante el concierto para, así, conectarse con el momento, además de ilustrar el pedido con anécdotas sobre el tema, de otros artistas tales como QOTSA o Björk, en modo “standupero”. Ésta no iba a ser, ni por asomo, la única vez, que el cantante iba a interactuar con el público, ya que los diálogos con la platea se sucederían a lo largo de las casi dos horas y media de duración que tuvo el concierto. El comienzo musical, fue con “Klimt…pintemos” del último disco de estudio de Catupecu Machu, “El Mezcal y la Cobra”. De ahí en más, se fueron intercalando otros temas de la banda como “En los sueños”, “Entero o a pedazos”, “Metrópolis nueva”, “Puedes” (a capella y sin micrófono), con reinterpretaciones de clásicos de Charly García, “Hablando a tu corazón”, de Sumo,“Mañana del abasto” (al que definió como “el mejor tango compuesto en los últimos cuarenta años”), una espontánea versión de “Té para tres” de Soda Stereo, además de, los ya grabados, “Plan B” de Massacre y “Para vestirte hoy” de Lisandro Aristimuño. La interpretación más curiosa de la noche fue la de “Más y más”, de Draco Rosa, a quien Fernando no dudó en elogiar. También hubo lugar para un par de estrenos de Vanthra, el actual proyecto de Ruiz Díaz, en el cual tiene depositadas sus energías mientras su banda original se encuentra en pausa. Para ello, convocó a su compañero en este proyecto, Charly Noguera, también manager de ambas bandas. Hacia el final, nada mejor que una seguidilla de Catupecu a coro con la audiencia, donde sonaron “Elevador”, la cual no interpretaba hace diez años, un mix de “Magia veneno”, “Eso vive” y el clásico “Y lo que quiero es…”.
Algo que no se puede dejar de mencionar del show es la verborragia del cantante, que lo lleva a contar anécdotas tanto familiares (sobre todo de su hija Lila y su hermano Gabriel, accidentado gravemente en 2006) como de ruta y hasta las sucedidas durante su estadía en Montevideo, tanto entre canciones como durante (en ocasiones interrumpiéndolas para contarlas). Esto, puede que afecte la dinámica del show, pero le aporta calidez y espontaneidad a una noche que, de antemano, quienes conocemos al cantante, sabíamos que iba a tener varias de esas situaciones.